Ready, set, go.

No aguanto más, no aguanto. Después de que tú te fueras, sólo ha quedado la maldita distancia entre nosotros. Ni mis amigos han sido capaces de paliar los daños que causaste, si es que puedo hablar de amigos, porque tenía tres contados y todos y cada uno de ellos me están dejando poco a poco. He intentado distraerme con cosas tan simples como ver películas e ir a dar vueltas por el barrio, y ni eso. Estoy harta de que no se me valore como es debido, nunca he dado problemas a nadie, y no iba a ser este el momento perfecto para empezar, no. Simplemente te pedía una mísera cosa que yo si estaba de acuerdo en ofrecerte: cada una de las partes de mi corazón. Pero, ¿tú que has hecho? Todo lo contrario, en vez de juntarlas todas y dar lo mismo a cambio, has ido dejando cada trocito en un lugar distinto para que sea otra persona la que los encuentre. Mi respuesta ha sido bastante clara, a alguien que has querido es imposible no echarle de menos, pero poco a poco estoy intentando rehacerlo todo, disfrutando de cada detalle que me ofrece la vida. Otra persona vendrá, me tenderá la mano en los malos momentos y me sentiré orgullosa de ello, me traerá café a la cama y me dirá con una sonrisa lo guapa que estoy cada día. Solo esa persona será la que me importe, esa persona que mirará más allá del exterior y sabrá valorar lo que realmente vale alguien por dentro. Entonces yo seré la chica más feliz del mundo. Mientras tanto, una última cosa quisiera decirte, me gustaría que esta mezcla de sentimientos las vieras por causalidad en alguna parte, y es que estas palabras nadie las podrá borrar, y cada vez que las leas podré recordarte que soy feliz a mi manera y el echarte de menos ya no sabré ni a que sabrá.